Varias semanas atrás, una jovencita encantadora que estaba a punto de hacer su primera reconciliación y sagrada comunión me pidió una cita para entrevistarme para un proyecto escolar. Me encantó poder acomodar su solicitud. Su madre la llevó a mi oficina para la reunión. Llegó bien preparada con una libreta de apuntes y sus preguntas escritas.