La clase de liderazgo del Padre Joel Konzen en Marist siempre me ofrece la feliz ocasión de encontrarme con algunos de nuestros jóvenes. Ellos aprovechan la oportunidad para tener contacto directo con el arzobispo y yo echo un vistazo a algunas de las cosas que ellos podrían estar pensando. Es una situación en la que ambas partes salimos ganando, y la clase de la semana pasada no fue la excepción.

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