Conociendo Nuestra Fe

«Grábate en la mente todas las cosas que hoy te he dicho y enséñaselas continuamente a tus hijos».

  • Deuteronomio 6:6-7

Conocer nuestra fe es sobre conocer a Jesucristo, el Hijo de Dios. El conocimiento de nuestra fe involucra promover una relación con Jesucristo. Después de todo, el contenido de nuestra fe no tiene sentido alguno si no hay un encuentro con Jesús, quien es todo amor y toda misericordia, y quien se adjudicó nuestros pecados para restaurar nuestra relación con Dios. Esta es la Buena Nueva, el mensaje que debemos conocer, vivir y compartir mutuamente y con el mundo.

Recomendaciones para la sesión de discernimiento:

Optar por un modelo de formación familiar que enfatice el rol de los padres en la formación de fe

Los estudios claramente demuestran que la mejor manera de transmitir la fe a la siguiente generación es a través de los padres. La práctica de la fe de los padres es el mejor indicador de si un niño continuará practicando la fe cuando sea adulto. La meta de la formación religiosa es ayudar a los padres a sentirse más cómodos al modelar una vida de fe centrada en una relación con Jesús.

Dar prioridad a la catequesis de adultos

La catequesis (la enseñanza de la fe) en cualquier edad es secundaria al encuentro con Jesús. Enfocarse en las enseñanzas de la fe fuera de una relación con Jesús es como darle un mapa a alguien que no tiene idea por qué quiere viajar (Bonacci). Hay que evangelizar primero y catequizar después. La mejor oportunidad para facilitar este encuentro con Jesús y catequizar a los adultos es a través de la homilía, una ocasión natural para conectar sus vidas diarias con la verdad del Evangelio.

Ofrecer más oportunidades para participar en la vida parroquial como familia: días de servicio, actividades espirituales, eventos sociales.

La labor de la comunidad parroquial es edificar la confianza de los padres para que puedan demostrale a sus hijos cómo llevar una relación con Cristo. Esto involucra propiciar oportunidades para que los padres y sus hijos encuentren a Jesús y aprendan a reconocer cómo Él obra en sus vidas diarias. Ante todo, la parroquia que está abierta a la familia insiste en cultivar un espíritu de hospitalidad, de bienvenida y de gozo disponible para todos: ¡tanto para la familia que solo tiene un miembro como para la que tiene cien!

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