Después de una devota y cuidadosa consulta con católicos a lo largo de los sesenta y nueve condados de nuestra Arquidiócesis, me complace compartir mi visión del Plan Pastoral para guiar a nuestra Arquidiócesis durante los próximos cinco años. El Plan está diseñado para ustedes. ¡Sí, están incluidos!
Conociendo Nuestra Fe
Los estudios demuestran claramente que la mejor manera de transmitir la fe a la próxima generación es a través de los padres. La práctica de la fe de los padres es el mejor indicador de si un niño practica o no la fe en la edad adulta. Ayudar a los padres a sentirse cómodos modelando una vida vivida en vínculo con Jesús es la meta de la formación religiosa.
La catequesis (enseñanza religiosa) a cualquier edad es secundaria al encuentro con Jesús. Un enfoque en las enseñanzas de nuestra fe por fuera de una relación con Jesús, es como darle un mapa de una ruta a alguien que no sabe por qué quiere hacer el viaje (Bonacci). Primero hay que evangelizar para luego catequizar. La principal oportunidad para facilitar un encuentro con Jesús y para catequizar a los adultos es la homilía, un lugar natural para conectar sus vidas diarias con la verdad del Evangelio.
Construir la confianza de los padres para que formen una relación con Cristo es la tarea de la comunidad parroquial. Eso incluye facilitar oportunidades para que los padres y sus niños se encuentren con Jesús y aprendan a ver dónde está trabajando Jesús en sus vidas diarias. Sobre todo, la parroquia familiar amigable insiste en ofrecer a todos un espíritu de hospitalidad, bienvenida y alegría – ¡a 1 familia o a 101 familias!
Viviendo Nuestra Fe
El Arzobispo Fulton Sheen dijo, «No hay un centenar de personas en América que odien a la Iglesia Católica. Hay millones de personas que odian lo que erróneamente creen que la Iglesia Católica es— lo cual es, por supuesto, algo completamente diferente». (Prólogo a Radio Replies Vol. 1, (1938) página ix). Los mitos sobre nuestra fe abundan. Responder al «por qué» de las enseñanzas de la Iglesia requiere autenticidad y humildad; mitos derribados o no, sabrán que somos cristianos primero por nuestro amor.
San Juan Pablo Magno hablaba a menudo del llamado de los bautizados a vivir en contra de la cultura en un mundo cada vez más secular. Nuestra fe es conocida por la manera en que vivimos. La caridad y el servicio consisten en sacrificarse uno mismo en respuesta a las necesidades de otros – ¡con sorprendente generosidad!
La oración es levantar el corazón y la mente a Dios. Con frecuencia, es en medio del sufrimiento que nos acercamos a Dios en oración. Ya sea debido a las dificultades o en momentos de felicidad, oramos para acercarnos a Dios. La intimidad con Dios es posible y real. La misa es la oración más grande y la Eucaristía la forma en que estamos físicamente unidos a Dios quien nos ama profundamente.
El desarrollo de un sentido de pertenencia precede a creer. Una parroquia que busca construir su sentido de unidad y crear un ambiente parroquial que acoge, ama y nutre a las personas, es una parroquia lista para facilitar los encuentros con Jesús, la conversión, la transformación y el discipulado intencional.
Compartiendo Nuestra Fe
En la velocidad del mundo moderno, las oportunidades de formar relaciones significativas en el contexto de la fe son muy pocas. Los feligreses pueden vivir a largas distancias de la parroquia local y de otros feligreses. Las pequeñas comunidades religiosas nutren las relaciones, facilitan el encuentro con Jesús y fomentan el discipulado.
La tecnología moderna elimina la distancia y otros obstáculos a nuestro objetivo común de compartir el mensaje de Jesús. Los medios sociales pueden conectar a las comunidades y permitir todo tipo de intercambio – creando una emoción digital capaz de crecer y renovarse espiritualmente y accesible para todos en cualquier lugar.
La vida familiar es dinámica, compleja, cambiante y muy diversa. Considere a la familia de uno, así como a la familia que incluye abuelos, tías, tíos y primos. Ayudar a formar familias centradas en la parroquia, requiere primero escucharlos, amarlos y discernir sus necesidades.
Jesús dijo que los principales mandamientos son: ama al Señor tu Dios y ama a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 22:36-39). Así como los principales mandamientos, nuestra preocupación primordial debe ser para quienes sienten que la Iglesia no se preocupa por ellos o para quienes no se sienten bienvenidos o aceptados en nuestra(s) parroquia(s).
Evolución de Nuestras Parroquias
A medida que nuestras parroquias y misiones continúan creciendo, se incrementa la demanda de tiempo de nuestros sacerdotes. Todo el mundo estaría de acuerdo en que el uso más importante del tiempo de un sacerdote es celebrar la misa y permitir que los sacramentos estén disponibles para todos. Sin embargo, las tareas administrativas de una parroquia absorben una gran parte del tiempo del párroco cada día. Necesitamos nuevos enfoques para compartir las responsabilidades administrativas de la parroquia y así ofrecerle más tiempo a los sacerdotes para que sean sacerdotes.
Los recursos disponibles para satisfacer las necesidades pastorales pueden variar significativamente de una parroquia a otra. A veces la mejor manera de comenzar o mejorar un ministerio o programa quizá no sea hacerlo solo. El mejor enfoque podría ser combinar recursos con parroquias vecinas que aprovechen los talentos, el entusiasmo y las finanzas de varias parroquias.
La mayoría de nuestras parroquias ya están tratando de satisfacer las necesidades espirituales y temporales de múltiples culturas. Con el tiempo, todas las parroquias enfrentarán los desafíos de construir unidad eclesial en la diversidad y aprender a funcionar sin problemas en un «ambiente de coalición». Esto requerirá flexibilidad, disposición y nuevos modelos parroquiales.