Queridos hermanos,

A medida que avanzamos en esta Cuaresma, tenemos la oportunidad de aceptar el sacrificio y el ministerio de una manera completamente nueva. Cada día nos proporciona nueva información por parte de los profesionales médicos y nuevas directivas de funcionarios de salud pública y autoridades civiles, en referencia a la propagación del COVID-19.

El Obispo Ned Shlesinger y yo pretendemos satisfacer las necesidades espirituales de nuestra gente y al mismo tiempo buscamos tomar decisiones sobre la mejor manera de proteger la salud de nuestras comunidades. Queremos que sepan que, junto con el Colegio de Consultores de la Arquidiócesis de Atlanta, hemos luchado con cada una de estas decisiones. El bienestar y la seguridad de todos los fieles ocupan un lugar preeminente en nuestras preocupaciones.

A partir del martes 17 de marzo, suspenderemos todas las misas públicas durante las próximas tres semanas, incluyendo los fines de semana del 21-22 de marzo; el 28-29 de marzo; y el 4-5 de abril. A medida que recibamos nueva información y directivas del gobierno, continuaremos evaluando y revisando nuestras disposiciones. Por favor, avísenle a su gente, el Sacrificio de la Misa continuará. Nuestros sacerdotes seguirán ofreciendo misas privadas para aquellos bajo su cuidado.

La Arquidiócesis de Atlanta intensificará los esfuerzos para poner a su disposición recursos espirituales durante este tiempo. Pueden consultar nuestro sitio web para obtener actualizaciones sobre las directivas actuales, así como una lista de misas que pueden verse en vivo a través del Internet, la televisión o las redes sociales. Estas misas son privadas y los fieles solo deben participar en línea. Los fieles también pueden encontrar en línea una colección de oraciones y recursos espirituales, así como ideas para la catequesis en el hogar. El Obispo Shlesinger y yo nos turnaremos con otros clérigos de la cancillería para ofrecer una misa en vivo desde la capilla de la cancillería todos los días, así como mensajes de video periódicos para los fieles. Busquen esos mensajes a partir del martes, 17 de marzo.

Las iglesias permanecerán abiertas para orar y adorar. Les pedimos que practiquen el distanciamiento social cuando utilicen estos espacios. No asistan si están enfermos o si al asistir corren el gran riesgo de enfermarse. Las iglesias pueden optar por trasladar su servicio de adoración de una capilla pequeña al santuario principal, para que las personas estén más distanciadas entre sí.

Los sacerdotes aún podrán escuchar confesiones individuales, pero los servicios de penitencia están cancelados. Las bodas y los funerales se limitarán a la familia inmediata únicamente y las recepciones dentro de la parroquia no están permitidas en este momento. Todas las demás reuniones en las instalaciones de la parroquia deben cancelarse o posponerse.

Las confirmaciones se posponen hasta nuevo aviso.

Las oportunidades de formación de fe parroquial en persona deben suspenderse durante este tiempo. Sin embargo, esto no significa que la formación de fe deba cesar. El sitio web arquidiocesano tiene recursos para individuos y padres que desean mantenerse comprometidos de esta manera. El personal y los voluntarios de la parroquia pueden servir a sus comunidades llamando a las personas a sus hogares, supervisando a los ancianos o marginados y buscando oportunidades para utilizar la tecnología para conectar a las personas y las comunidades.

Todavía podemos unirnos en oración. Todavía podemos cuidar a nuestro prójimo. Seguimos siendo el cuerpo de Cristo. Tenemos el desafío de encontrar formas no tradicionales de conectarnos entre nosotros. Alterar nuestra participación en la Eucaristía es sin duda un sacrificio para todos nosotros, un sacrificio tan desagradable como nuevo. Sin embargo, entendemos que es, por el momento, una cruz que llevamos en un espíritu de abnegación, una entrega de nosotros mismos en imitación de la privación que sufrió Nuestro Señor al enfrentar Su Pasión. Sabemos que podemos encontrar esperanza en la Resurrección. Llevemos esa esperanza a nuestros hermanos y a nuestras comunidades a través de nuestro sacrificio, nuestro servicio y nuestra oración.

Bajo la protección de Jesús y María,

Reverendísimo Joel M. Konzen, S.M.
Administrador diocesano

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