Filosofía del Curriculum de Religión
La influencia de la iglesia en la educación se expresa de forma única en cada escuela. Las metas culturales y la formación humana de los jóvenes son seguidas por cada institución educativa católica. Su apropiado funcionamiento es crear una atmósfera especial para la comunidad escolar esté animada por el espíritu del Evangelio de libertad y caridad; ayudar a los jóvenes a crecer a través del bautismo a medida que desarrollan su propia personalidad; y ordenar la cultura a la noticia de la salvación, para que el conocimiento que los estudiantes adquieran, gradualmente los lleve a difundir el Reino de Dios y a llevar una vida apostólica ejemplar en la comunidad humana.
Declaración sobre Educación Cristiana: Segundo Concilio del Vaticano, 1965
La vida comunitaria compartida dentro y entre los miembros de una escuela católica fluye específicamente de la relación con Dios de cada uno de los miembros. Este reconocimiento coloca un filtro particular en cada movimiento de la evolución de la escuela. En la escuela católica lo sagrado y lo secular no son exclusivos entre sí, sino más bien forman una relación simbiótica que puede proporcionar un profundo significado y propósito a la experiencia, crecimiento en sabiduría, conocimiento y gracia de cada persona.
Para algunos, la escuela católica es un lugar de auténtica evangelización. Para algunos, es el centro de la catequesis. Para todos, es el lugar donde la fe y la vida se encuentran. A través del magisterio de la Arquidiócesis de Atlanta, cada escuela católica está encargada de contribuir a la maduración de la vida religiosa de cada estudiante, padre, maestro, funcionario y administrador. Esto se logra a través de una variedad de actividades y representa oportunidades específicas de cada persona para contribuir con sus dones y talentos.
Los maestros y el personal administrativo de las escuelas católicas deben reconocer el entorno de las familias que sirven. Las presiones culturales contemporáneas enfatizan el crecimiento del individuo, más que el crecimiento de la familia. Siempre que sea posible, las escuelas deben hacer hincapié en la importancia de la calidad de vida familiar y sus efectos esenciales e insustituibles, en el desarrollo de los niños.
Todos los que sirven en las escuelas católicas deben recordar la importancia de su ministerio en la iglesia. Al ser las personas que abrazan la vocación de la enseñanza, deben permanecer conscientes de la especial influencia que tienen dentro de la comunidad de fe.