Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión
“En el primer milenio “caminar juntos”, es decir, practicar la sinodalidad, fue el modo de proceder habitual de la Iglesia entendida como “un pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Documento preparatorio, 11). Cuando había desacuerdo y división en la Iglesia primitiva, los obispos se reunían para escuchar y discernir el camino a seguir. Estos fueron los primeros sínodos que se desarrollaron en todos los niveles de la Iglesia – local, provincial, universal. San Juan Crisóstomo dijo que «Iglesia y Sínodo son sinónimos» (Documento preparatorio, 11).
Así, la sinodalidad ha marcado a la Iglesia desde sus orígenes y se ha expresado de diversas maneras, como estilo de vida y misión de la Iglesia, como estructuras y procesos particulares, o a través de acontecimientos decisivos.
El Papa Francisco instó a la Iglesia a rejuvenecer sus raíces sinodales abriendo un proceso sinodal de dos años que espera reformule y renueve nuestro camino común hacia adelante. Ante todo, el Sínodo es un llamado a orar, escuchar y discernir juntos lo que el Espíritu Santo le está diciendo a la Iglesia hoy, todo por el bien de la misión evangelizadora de la Iglesia.
Informes locales de la Arquidiócesis de Atlanta
Más recientemente, la etapa interina del Sínodo sobre la Sinodalidad convocó a una segunda ronda de consultas durante la Cuaresma de 2024. Las Escrituras y dos preguntas de discusión formaron la base para responder: ¿Cómo podemos ser una Iglesia sinodal en misión?
Lea el informe diocesano de la etapa interina del Sínodo de 2024:
Las primeras consultas se produjeron a principios de 2022. Como leerán, no es la última palabra. De hecho, existen innumerables oportunidades para promover la obra de escuchar al Espíritu Santo escuchándonos unos a otros en el contexto de la pregunta fundamental: En una Iglesia sinodal, que anuncia el Evangelio, todos “caminan juntos”: ¿cómo se realiza hoy este “caminar juntos” en la propia Iglesia particular? ¿Qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer en nuestro “caminar juntos”?
Si tiene preguntas sobre el informe, envíe un correo electrónico al Equipo del Sínodo a synod@archatl.com
Homilía del Arzobispo Hartmayer para la Misa de Apertura del Sínodo
…la finalidad del Sínodo, y por lo tanto de esta consulta, no es producir documentos, sino «hacer que germinen sueños, suscitar profecías y visiones, hacer florecer esperanzas, estimular la confianza, vendar heridas, entretejer relaciones, resucitaracer una aurora de esperanza, aprender unos de otros y crear un imaginario positivo que ilumine las mentes, enardezca los corazones, dé fuerza a las manos».” (Documento Preparatorio, 32)
¿Qué es un sínodo?
En el primer milenio “caminar juntos”, es decir, practicar la sinodalidad, fue el modo de proceder habitual de la Iglesia entendida como “un pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». Cuando había desacuerdo y división en la Iglesia primitiva, los obispos se reunían para escuchar y discernir el camino a seguir. Estos fueron los primeros sínodos que se desarrollaron en todos los niveles de la Iglesia: local, regional y universal. San Juan Crisóstomo dijo que «Iglesia y Sínodo son sinónimos». (Documento Preparatorio, 11).
La sinodalidad ha marcado así a la Iglesia desde sus inicios y se ha expresado de diversas maneras, como estilo de vida y misión de la Iglesia, como estructuras y procesos particulares o a través de acontecimientos decisivos.
En Occidente, “sínodo” y “concilio” se convirtieron en sinónimos, y los concilios ecuménicos son las expresiones más autorizadas de reuniones sinodales formales, siempre en comunión con el Papa y bajo su autoridad.
En 1965, el Papa San Pablo VI estableció el Sínodo de Obispos como una institución permanente de la Iglesia Católica, sentando las bases para la comprensión renovada de la sinodalidad que se enfatiza y explora hoy.